martes, 18 de septiembre de 2018

Piroclastos


Piroclastos
Del griego piros + klastós, -e, -ón.
Fragmentos de fuego expedidos durante la erupción, que se solidifican.





Ensayo por una clase extraña o sobre literatura y palabra.
Autor: Daniel Glaydson Ribeiro
Traductor: Charles Wrapner

Cuenta un testigo – casi titulado en filosofía, pero que desistió poco antes de concluir, con el fin de transferirse al curso de audiovisual – que en cierta clase, durante una huelga general, el profesor, al caso un fenomenal especialista (y traductor) de Hegel en la universidad, llegó a la sala con un ojo muy morado, potencialmente esposado; y aquella clase debería ser sobre Rousseau, pero él, con sus maneras de colono alemán, se desató a hablar en Empfindung, Geschichte, Ideelle, Einbildungen… En este momento, un alumno corajudo se levantó (cuero / voz) y dijo:
- Sr. Profesor, yo leí el texto y no es nada de eso.
El hegeliano, asustado:
- ¿Cómo no?... – y hubo un inconmensurable silencio, durante el cual aquel alumno, ahora consciente de los riesgos que corría su emprendimiento, más allá de explicarse o explicar Rousseau, se mantuvo callado; ahora, el catedrático, en un acceso de honestidad y valentía, atinó: - ¡Vamos al texto!
Pedazos de madera chocaron con otras tablas; comenzaron.
Cerraron el texto, hecha la lectura en voz alta, públicamente comprobada la razón del alumno, el maestro todavía pudo decir:
- ¡¿Lo que ustedes querían?! – obviamente no esperó por ninguna respuesta, y con una postura idéntica a la de su maestro cuando decretara la muerte del Arte, cuarteada y anticuada por la Filosofía Ideal, soltó: - ¡La Didáctica está muerta!

***

¿La clase puede ser citada en un texto académico? ¿O ella no tiene legitimidad para tanto?
(Hablo de la simple y cotidiana aula brasileña, texto esencialmente oral y confuso; no la clase francesa, texto escrito, a veces más publicable que escuchable. – y por eso es que Barthes habla de la clase como espacio creado para que uno pueda hablar mucho sin tener que escuchar -; en aquella legendaria clase alemana del siglo XIX, listos para empezar un libro a partir de las notas, no menos confusas, de los alumnos. Como se ve, la confusión nos atraviesa a todos)
Olvidadas por ahora todas las tecnologías modernas de grabación, de reproductividad técnica – y por consiguiente: de control – ¿quién podrá comprobar que el profesor dijo lo que yo afirmo como que ha ocurrido (o como que ha salido de) su voz, en una clase? Una propuesta de solución sería la comparación con notas de clase de otros alumnos (pero luego imagino que esto no resolvería, pues cada ser se apropia como bien quiere de ese decir extraño); otra propuesta sería la OITIVA del profesor, quien, sin embargo, podría reconsiderar lo que dijo / decir que estaba apenas citando a x e inclusive discordando de x / o no acordarse de lo que dijo / o deliberadamente cambiar de idea, repensar, desmentirse.
(¿Es sabio reprenderlo por eso? / Pero sabio es mudar de idea, a veces)
Antes, en un curso sobre “Literatura e Historia de la América Latina”, en una clase sobre las Vanguardias, pregunté, interesado en la teorización del ministrante, si él ya había publicado aquello, y dónde. Algo insultado, él respondió que es preciso pensar mucho antes de publicar.
De lo que concluyo, satisfecho, que no es preciso pensar mucho antes de expresar algo en una clase: abierta al pensamiento inmediato, y al devaneo mediato.

***

En el primer encuentro del curso titulado “Del Sufrimiento: Cuestiones de Literatura y de ética”, Marcos Piason Natali afirma que la enseñanza de la literatura es algo extraño; o, más exactamente, que habitamos “extrañas instituciones formadas para enseñar la lectura”.
¿Necesito, IMPRECISO, preguntar: ante que extrañeza nos sentamos?
Fue por esta palabra – extraño – que tradujeron el Unheimliche freudiano. Y, poco común decir: supongo que haya más sinonimia entre estos términos distantes de los que estamos, generalmente, dispuestos a aceptar.
De un modo general, Jentsch no fue más allá de esa relación de lo extraño como lo nuevo y no familiar. Él atribuyó el factor esencial en el origen del sentimiento de extrañeza a incertidumbre intelectual; de manera que lo extraño sería siempre algo que no sabe cómo abordar. Cuanto más orientada está la persona, en su ambiente, menos pronto tendrá la impresión de algo extraño en relación a los objetos y eventos en ese ambiente. (1976, p. 277) (grafei)

Freud pretende ir más allá de la “literatura médico-psicológica” a demostrar que “lo extraño es aquella categoría de lo espantoso que trasmite a lo que es conocido, de ancianos, y es muy familiar.” (1976, p. 276, 277). Su verificación parte de casos clínicos y viene a ser confirmada por el uso lingüístico, antes, por una atención diferenciada del más simple procedimiento morfológico. Un-heimliche, siendo heimliche (doméstico), heimsch (nativo), y un la partícula de negación, de oposición, o, ahí dice Freud, de represión.
La ‘negación’ y la ‘oposición’ mantienen en el aire eso que contradicen, sin embargo, hablar en ‘represión’ deja todavía más claro(a) la permanencia de lo que se niega.
El psicoanalista inicia una comparación con otras lenguas, pero luego desiste y vuelve al alemán, que él, a decir verdad, también considera una lengua extranjera. En su búsqueda por el léxico, sobre todo el diccionario de Daniel Sanders de 1860, él encuentra una definición separada de Schelling, en medio de otros ejemplos muy curiosos (y también ADVINDOS de la Literatura, todavía que los nombres de los autores no hayan sido revelados).

…‘Unheimliche es inmóvil como una imagen de piedra.’ ‘Una niebla unheimliche llamada neblinero de la colina.’ ‘Esos jóvenes pálidos son unheimliche y están tramando Dios sabe que desorden.’ ‘“Unheimliche” es el nombre de todo lo que debería haberse quedado… secreto y oculto pero vino la luz’ (Schelling) – ‘Encubrir lo divino, rodearlo de una cierta Unheimlichekeit’ (APUD Freud, 1976, p. 281)

Notemos, al comienzo, como el decir filosófico/literario, sobretodo el de autoría expresada, pasa a integrar, tan normal como desconcertadamente, el léxico – y, de inmediato, pasa a complicar el ya no tan fácil sentido –. ¿Por qué él, el extraño, debería haber permanecido oculto? ¿Por una obligación moral? ¿O identitaria (a fin de preservarla)?
¿Quién juega con ese carácter secreto, oscuro, no es Eso que detiene la luz en la cual lo extraño, después de todo, y siempre, estalla?
Mientras que el significado I de heimliche es: “perteneciente a la casa, no extraño, familiar, doméstico, doméstico, íntimo, amistoso, etc.” el significado II que el diccionario de 1860 enseña es: “escondido, oculto a la vista, de modo que los otros no logren saber, oculto a los otros”. Las fronteras conflictivas entre un significado y otro, entre Uno y Otro, interesan sobremanera a Freud: “entre esos diferentes matices del significado la palabra ‘heimliche’ exhibe uno que es idéntico a su opuesto, ‘unheimliche’ ” (1976, p. 279, 280, 282). {¿Idéntico a lo opuesto? Un conservador diría que esa palabra es exactamente lo que se puede llamar de equí-voco}. Se trata de la confusa cercanía que el significado II presenta con relación a la palabra opuesta, esto es, la versión añadida de la partícula represora. El caso es ilustrado con otra intromisión literaria/filosófica al léxico, ahora de la pluma menos canónica de Karl Gutzkow. Y el diccionario es categórico en condenar tal forma de cizaña.

Cf: ‘ “Los Zecks [nombre de familia] son todos ‘heimliche’.” (el sentido II) “ ¿‘Heimlich’? ¿Lo que usted entiende por ‘heimlich’?” “Bien, … son como una fuente enterrada en un dique seco. No se puede pasar por allí sin tener siempre la sensación de que el agua va a brotar de nuevo.” “Oh, nosotros llamamos a eso ‘unhemlich’; ustedes llaman ‘heimlich’. Bien, ¿lo que hace a usted pensar que hay algo secreto y sospechoso cerca de esa familia?” ’ (Gutzkow) (1976, p. 280)

A comienzos del décimo segundo capítulo de Lavoura arcaica: “(… y está viendo los utensilios, y más el vestuario de la familia, que escucho las voces difusas perdidas en aquella zanja, sin estar sorprendido con todo como el agua transparente que todavía brota allá en el fondo;” (1975, p. 72).
¿Termina algo de la contradicción entre los significados I y II si entiendo la casa como un escondite, o el propio establecimiento de la familia como una retención de la comunidad? ¿Termina si afirmo en la segunda postulación del psicoanálisis, de la cual, por consiguiente, hay algo secreto y sospechoso con respecto a cualquier familia? Esto si considero, ingenuamente, que el primer postulado psicoanalítico es el de la simbología deseosa y reprimida del sueño; y el segundo, entonces, el de la sexualidad latente de la niñez y el papel activo del padre y de la madre en ese romance familiar, y extraño. Lo secreto y la sospecha, pregunto casi otra vez, son del orden de la moral?
La constitución de 1988 de esta Nación, cuyo nombre viene de brasa, establece, en los incisos X y XI del artículo 5º, lo siguiente:

X – son inviolables la intimidad, la vida privada, la honra y la imagen de las personas, asegurado el derecho a indemnización por daño material o moral resultante de su violación;
XI – la casa es asilo inviolable del individuo, nadie puede penetrar en ella sin el consentimiento del residente, salvo en caso de flagrante delito o desastre, o para prestar socorro, o, durante el día, por determinación judicial;

Intente eso, durante la noche, ni la “determinación judicial” está en vigor.
En Freud, encuentro ya establecida – como generalidad – la concepción positivista de que el hombre se encuentra en un “estadio de desenvolvimiento” en que ultrapasó o se liberó de las creencias animistas. Ahora, son dos las categorías de lo extraño: primera, cuando “ocurre realmente en nuestras vidas algo que parece confirmar las viejas y rechazadas creencias”; y la segunda “proviene de complejos infantiles reprimidos” (1976, p. 300, 308, 309). En cuanto a la primera categoría ocurre cuando sale a la luz algo “superado”, la segunda ocurre cuando algo “reprimido” nos alcanza, aparece.
De ahí, ¿si algo está efectivamente superado, como puede salir a la luz, aparecer? Interesa aquí la tenue frontera entre superación y represión. Por un momento, Freud llega a igualar los términos, pero luego se corrige; en la secuencia del párrafo, él mismo admite lo confuso de esa distinción: “Cuando consideramos que las creencias primitivas se relacionan de forma más íntima con los complejos infantiles y, en verdad, se basan en ellos, no nos sorprendamos mucho al descubrir que la distinción es muchas veces confusa” (1976, p. 310).

            Ex – traño, exiliado (ex – iliado);
            Te extraño, siento tu falta, tengo saudades de ti;
Es-tranho, lo que está fuera de las En-tranhas. Que salió de allí, pero que permanece Sangre de la misma Sangre.
“- Tú dices cosas extrañas, mi hijo.” (Nassar, 1975, p. 153)
***

“La literatura está en crisis”. “La poesía está en crisis”.
Grecia está en crisis.

Antonios Perris, músico y poeta griego, víctima a los sesenta años de los juguetes (anti-) económicos entre sus dirigentes políticos y la Zona del Euro – euro! Esta moneda reciente que es un absurdo fracaso y, no obstante, continúa siendo más cara que muchas “monedas fuertes”… -, después de haber vendido sus propiedades y llegar a no tener que dar de comer a su madre, que sufría de Alzheimer y esquizofrenia, se lanzó “al vacío” desde la terraza del edificio en que vivían, cinco pisos, dado de las manos con ella, el día 24 de mayo del corriente año 2012, en Atenas, en el barrio de Metaxourgeio.
Un día antes, Antonios ya se había lanzado “al vacío”: escribió su carta de suicidio y la publicó en un sitio de compartir textos. La traducción al portugués es anónima:

[…] No estoy pidiendo con la rabia o el rencor que sentía por ustedes ayer, pues la muerte me liberó también de eso. Si les pido, por favor, por dignidad, por respeto es porque es su deber y pueden hacerlo. Sí, ustedes pueden. Es muy simple. Ya 350.000 familias fueron desalojadas en su país desde que la crisis comenzó a atormentarnos. Ya millares que están siendo despejadas todos los meses por los mismos bancos que ustedes están salvando con el dinero de esos pobres que fueron sacrificados durante años y que pagaron sus impuestos. Ahora esas personas ni eso pueden hacer. Son familia sin trabajo, con niños, con estudiantes, con enfermos. Hagan por un momento ese esfuerzo de imaginación, que siempre evitam, y piensen en lo que están pasando esas personas. Imaginen lo que es quedarse sin casa, tener miedo de dormir sobresaltado por cada ruido que puede anunciar el desalojo, la vergüenza de que sus hijos vean la policía arrastrándote fuera de tu casa, la vergüenza de pedir asilo en la casa de un amigo o un pariente, que puede estar tal vez tan asfixiados como tú y los tuyos, y lo que es peor, la humillación de dormir en la calle o en un albergue… No es preciso mucho esfuerzo para sentirse mal sólo de pensarlo.

Pues hagan con ellos lo mismo que hicieron con los bancos. Obliguen a los bancos a suspender los desalojos. Obliguen a los bancos a perdonar las deudas hipotecarias y a devolver las casas que tomaron. Y obliguen a los bancos a alojar millares de familias necesitadas en casas que están vacías a la espera de negocios. Establezcan un alquiler razonable, estudien cada caso pero organicen una casa para todos.
Momentos de excepción como este, exigen medidas de excepción como las que fueron tomadas para rescatar a los bancos. Rescaten a las personas. Pueden hacer eso porque lo hicieron con los bancos. Fueron salvados sin que les hayan impuesto condiciones. Nacionalizaron la entidad que ejecuta 80% de las hipotecas, están dispuestos a darles lo que necesiten y dicen que necesitan de 15 billones. Este banco es nuestro, creen ustedes sus propias normas, salven a los que necesitan. Y hagan eso luego. La vida de otros depende hoy de ustedes.

Mi madre ya no era capaz de saber lo que estaba ocurriendo. Pero ustedes no tienen Alzheimer, aunque parece algunas veces que ustedes olvidaron donde dejaron sus conciencias. En mi lecho de descanso, llegué a creer por un momento que la tienen. Por eso me atreví a escribir estas líneas que pueden parecer ingenuas, porque estamos construyendo un mundo en que defender la justicia parece cosa de inocentes. Déjenme este último sueño ante de tomar el sueño eterno. Extiendan las manos a los que están a punto de lanzarse al vacío. Hagan alguna cosa… (2012) (como se todavía fuese necesario, subrayé)

Substraídos del sacrifico cotidiano del trabajo y de los impuestos, parece restarles, a los griegos, la mendicidad – en un lugar donde la ayuda real (no la macro-monetaria) está prohibida: los manicomios no aceptarán la madre del músico, de 90 años, porque estaba muy enferma (!) – o el suicidio. Según números no oficiales, dos mil quinientas personas se suicidaron en Grecia en los últimos tres años. La tasa de sacrificio, concepto de la Macro-Economía, deja de funcionar en la relación desempleados/control de la inflación y pasa a funcionar en esta otra: suicidas/control del hambre.
Por lo poco y mal que se lee en el enredo de noticias sobre la crisis griega, las cuales, tal como los dirigentes políticos destinatarios del mansaje póstumo (una intención del autor), prefieren tratar de números a tratar de personas – les interesa el cálculo y no la existencia –, la lúcida solución apuntada por Antonios Perris no parece estar siquiera en línea. Affonso Romano de San’t Anna, de viaje a los países en crisis, escribió una crónica en donde también sugiere una “simple” solución: si Occidente pagase los derechos de autor que debe a los griegos antiguos (Sócrates, Sófocles, Homero – derechos por no haber escrito una línea, en el caso del primero y también quizás del último…), todo estaría resuelto. “Nosotros pagaremos, olímpica y dionisíacamente, para que ellos simplemente existan” (2012). La solución del cronista y el poeta rico también no está en línea.
Antes del desprecio a las soluciones antes presentadas, este texto se exime de presentar otra, sea ella ingenua, sentimental o político-económica. ¿Haciendo esto, estoy siendo más inútil que los dirigentes responsables?
- Es imposible.
Así mismo, para no correr el riesgo de parecer tan inútil, a continuación una propuesta extemporánea: ¿y si Grecia hubiese declarado la tardanza en vez de someterse a negociaciones con los dueños del dinero, descuidando así la supuesta moral de las finanzas internacionales, no habría sido mejor? ¿No es mejor la pobreza común que la riqueza exiliada en los escritorios de Londres[1]? Pero la pobreza común tampoco está en línea. ¿La idea de la simple (sobre)vivencia, de auto-organización “primitiva”, fue completamente destruida por el horizonte capitalista?
Faltó quien hiciese la masacre de los falsos pretendientes. En la versión en inglés que circuló de la carta de Perris, no aparecen los tres párrafos que cito, y hay versos en su lugar. Ellos propugnan una solución más feroz:
           
            We are governed by traitors
            Bankers and loan sharks
            And all their minions
            R. So you have to hit them mercilessly
            Without compassion, before you disappear
            Otherwise you’ll be living in misery
            And in injustice forever
            So, mercileesly and without compassion,
            Until not one of them is left.[2] (2012)

That’s it! En la traducción al portugués, leemos una solución “humanizada” …(otros “humanos” acusarían: ¡comunista!); ya en inglés, se lee una solución armada (¿o será apenas e infelizmente cinematográfica?). Por lo menos una carta de suicidio se mantiene incólume al circular por la prensa internacional. Pero el suicido requiere mucho más: suicidio es un requerimiento filológico. ¿Un cariño post mortem?
           
            ¿La crisis es tan intrínseca a la literatura como lo es al capital?
            ¿La crisis es tan intrínseca al capital como lo es a la literatura?
La decisión en cuanto a la sintaxis, el orden más apropiado para esta pregunta, pasa ya por la decisión, tal vez indecible, entre literatura y capital: ¿cuál de los dos es más crisible? Crisible es aquello que provoca crisis. No se trata de algo que viene a ser asaltado por la crisis, como evento externo, es más algo que la elabora a partir de sí mismo, y que probablemente puede existir mal sin ella.

***

(La “crisis actual de la literatura” no está, a primera vista, en la batalla por la determinación del origen. Ella es un poco más mundana. Dos son, básicamente las lamentaciones: primero, que su espacio en el mercado cultural (en la cultura mercadológica) está hace más o menos un siglo en plena decadencia, suplantada por la radio, el cine, la televisión, los games y lo que viene, segundo, que hay demasiados libros, editoriales en todas las esquinas, demasiada gente publicando, legitimándose como escritores, que hay demasiados premios literarios, concursos, anuncios, festivales.
Al mismo tiempo en que tal discurso demuestra nostalgia por aquel tiempo en que el libro era el locus-vértice de la comunicación humana, evidencia también su voluntad de volver a restringirse, para pocos, entre pocos. La queja es doblemente anti-tecnológica: se revela tanto contra las nuevas tecnologías que producen las últimas máquinas de la comunicación, como con la popularización de la vieja tecnología de la prensa.
Literatura/Capital/Democracia.
- ¿La democracia está en crisis; o la democracia es la crisis? –
Ahora, si hay pocos que leen y muchos que publican, una “simple” solución sería que nos leyésemos los Unos a los Otros.
No al cálculo / Sí a existir.)

***

En Altazor o el viaje en paracaídas, en el Prefacio:
           
            Aquel que oye los martillos de los monederos falsos,
            que son solamente astrónomos activos.

            Aquel que bebe el vaso caliente de la sabiduría después del diluvio
            obedeciendo a las palomas y que conoce la ruta de la fatiga, la estela
            hirviente que dejan los barcos.

            Aquel que conoce los almacenes de recuerdos y de bellas estaciones
            olvidadas.

            Él, el pastor de aeroplanos, el conductor de las noches extraviadas y
            de los ponientes amestrados hacia los polos únicos.

            Su queja es semejante a una red parpadeante de aerolitos sin testigo.

            El día se levanta en su corazón y el baja los párpados para hacer la
            noche del reposo agrícola.

            Lava sus manos en la mirada de Dios, y peina su cabellera como la luz
            y la cosecha de esas flacas espigas de la lluvia satisfecha.

            Los gritos se alejan como un rebaño sobre las lomas cuando las estrellas
            duermen después de una noche de trabajo continuo.

El hermoso cazador frente al bebedero celeste para los pájaros sin corazón.

Sé triste tal cual las gacelas ante el infinito y los meteoros, tal cual los
            desiertos sin mirajes.

Hasta la llegada de una boca hinchada de besos para la vendimia del
            destierro. (Huidobro, 1931, p. 13-14)[3]

¿Perdón por no querer decir? Pero el mensaje exacto es este, literalmente y en todos los sentidos, como escribe Rimbaud en la carta a su madre. Así como el mensaje exacto de Abraão y el silencio.
¿Perdón por no querer decir? ¿Se trata del hecho de ocultar un secreto que el escritor bien sabe, o más de intentar forzosamente (rozando – en effleurant – una piedra, un papel, una tela de la máquina) develar un secreto que él gravemente sabe? La (L)litearatura quiere decir algo tan (a veces en el sentido del Altísimo, por otras en el del entumecido), que aparenta – no por voluntad de engañar, de esconder, solamente por la incapacidad de aquello de ser dicho de otro modo – ni querer decir, ni poder querer decir, cuando no mientras (E)ela puede y quiere y dice. Entre lo claro y lo oscuro, lo claroscuro, (e)Ela contiene todo el espectro arcoirisíaco (¿y los demás colores que ni vemos?).
No hay culpa en no decir cuando el silencio es sagrado, es promesa o imposición.
La gran culpa de la literatura es entonces solamente, de nuevo y otra vez y todavía, romper el silencio, exponiéndose; ex-poniendo-nos[4].
{invierno de dos mil doce, São Paulo}


[1] De la crónica de Romano de Sant’Anna: “[…] dicen que Gracia tiene 772 cazadores, gente rica que controla el país. Pero el capital y las oficinas de ellos están en Londres.” (2012)
[2] Estos versos aparece en idioma inglés en el texto original. (Nota del traductor)
[3] Este poema aparece en español en el texto original (N.T)
[4] En esta última frase hay un juego de palabras en portugués que no es posible en español. Pero una traducción menos literal podría conservar el sentido. En portugués el autor escribe: ex-pondo-nus. La palabra nus significa desnudo por tanto una traducción menos literal podría ser desnudándonos. Por eso pongo esta segunda opción a su consideración. (N.T)











Daniel Glaydson Ribeiro
Profesor de nuevas tecnologías de la información y la comunicación y de Pluralismo Cultural en el Instituto de Estudios e Investigaciones del Valle de Aracaú. Ingresó en el teatro en el 2003 con la compañía de teatro Palavrão y los “Contemporaneirismos”. En 2006, en Ingeniería Escénica, compuso la música del espectáculo "Irremediable" que recibió el premio Miriam Muñiz de Teatro, de Funarte. En Sao Paulo participó en el grupo Ausgang con los espectáculos “Rapsódia Muda”, “Samba de Brecht”, entre otros, y coeditó el libro “Almanach Muda” donde publica el ensayo-poema “Poesia Muda: Butes Ostranênio”. Maestro de Lengua Española y Literatura Española e Hispano-americana por la Universidad de Sao Paulo y Doctor en Teoría Literaria y Literatura Comparada (USP), con tesis donde presenta matrial inédito de "Invención de Orfeo", de Jorge Lima. Ha traducido a Vicente Huidobro, Jüri Talvet y en compañía de Fábio Roberto Lucas inventa alejandrinos para Paul Valéry. Padre de Anita y Tarsila, 33 años.

lunes, 17 de septiembre de 2018


Tercera nota VERDE: Sobre el primer día de ensayo en Reitschule.


 



 



17 septiembre 2018

Hoy tuvimos el primer ensayo en Reitschule, el lugar donde se estrenará la obra. Casualmente el fin de semana había visitado este centro cultural. Es un espacio muy alternativo donde confluyen al mismo tiempo varias tendencias urbanas. Es altamente sociopolítico. Tiene una posición abierta contra el fascismo y la homofobia y se posicionan en el sentido que se entiende en Europa como un espacio de izquierda. Una de las curiosidades de este lugar es que desde su construcción en 1897 fue una escuela para jinetes. Cuando en el transcurso del siglo XX los caballos fueron reemplazados por automóviles el espacio se convirtió en un campamento. Y luego de varios intentos el lugar fue finalmente ocupado en 1987 por jóvenes de un asentamiento rural que fue evacuado. Desde entonces hasta ahora se ha convertido en el único centro cultural de todo el país que ha logrado mantenerse con esas características.




El espacio es enorme, por eso quizás la nota más interesante del día tiene que ver con el principio de traducción. Traducir de la sala pequeña de ensayo al espacio inmenso del teatro. Todo cambia. La idea inicial cobra dimensiones muy especiales. El poder transformador de un nuevo espacio eleva a otros niveles la lectura de la obra. El “aquí y ahora” tan comentado y discutido por los teóricos del teatro hace evidente su sencillez para modificar la pieza. Como me recuerda mi maestro Jaime Gómez Triana “trazar un eje de espacio y tiempo”. Nuevo espacio, nueva obra. Este fue el dilema de todo el día. Un distendido y delicado ejercicio de afinación. Una labor detallada para que músicos y actores puedan llenar el espacio y alcance la obra una nueva dimensión como lo hacía en el salón de ensayos. Este siempre es un ejercicio agotador. Mover la obra a otro espacio es poner una bomba dentro de la estructura y hacerla estallar en pedazos, luego es necesario recoger cada parte y volver a rehacerla. Siempre algo se pierde y algo nuevo se encuentra. Ese ha sido hoy nuestro trabajo.